Por Mariano Rodolfo Martin, Instituto Frattasi
15 de enero de 1959, la Resistencia obrera peronista libra una de sus más gloriosas jornadas, ¡durante varios días!
El frigorífico Lisandro de la Torre, ubicado en el barrio de Mataderos, era el frigorífico más grande de América Latina. Llegando a emplear hasta 10 mil obreros. Había sido nacionalizado por Perón y transferido a la municipalidad de la Capital. Se faenaban un millón y medio de kilos de carne vacuna por día, además de ovina y porcina. Gracias a sus dimensiones, el Estado regulaba a todos los demás, fundamentalmente las grandes empresas inglesas y yanquis como el Swift y el Armour, y permitía recuperar una gran cantidad de divisas provenientes de su cuota de exportación, a la vez que fijaba el precio al consumo interno.
El 1 de mayo de 1958 asume el gobierno Arturo Frondizi permaneciendo el Peronismo proscripto, quien mediante un programa de «racionalización» como se denominaban los ajustes en aquellos años, continuó la obra desnacionalizadora iniciada por la fusiladora en 1955. Por medio de la ley de privatización, sancionada el 14 de enero de 1959, incluye al frigorífico para vendérselo a la Corporación Argentina de Productores de Carne (CAP). El último mes de 1958 se habían realizado elecciones en el gremio de la carne, triunfando la lista encabezada por Sebastián Borro, quien había sido secretario adjunto y se desempeñaba como obrero en el frigorífico. Fue el principal dirigente sindical protagonista de aquella gesta de Resistencia.

Los nueve mil obreros ocuparon el establecimiento, para evitar la venta. El 15 de enero empezó la toma. La toma se convirtió en movilización popular, con las familias de los trabajadores y los vecinos. Muchos comercios y pequeñas industrias de Mataderos y Lugano se solidarizaron con los huelguistas, paralizando sus actividades.
En la madrugada del 17 de enero, 1.500 efectivos armados, de la Policía Federal, Gendarmería y el Ejército, con el apoyo de tanques Sherman, se lanzaron sobre el frigorífico. En un violentísimo ataque destruyeron la puerta y lograron desocuparlo. Los dirigentes fueron presos. Cinco mil trabajadores quedarían despedidos.Durante varios días hay enfrentamientos en Mataderos. Se libran pequeños pero encarnizados combates propios de una insurrección urbana. El gobierno decretó la aplicación del plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) que implicaba enjuiciar por tribunales militares, a los civiles que participaban del conflicto.
La conducción sindical peronista dirigía la CGT, desde las 62 Organizaciones, ante la ofensiva de Frondizi a propuesta de Vandor, lanza la huelga general por tiempo indefinido a partir del domingo 18 de enero. La mayor parte de los dirigentes cayó preso de inmediato. Los detenidos suman 400 obreros junto a sus dirigentes, entre ellos Vandor, Amado Olmos y John William Cooke, y nuevos militantes como Susana Valle y Felipe Vallese.
De todos modos, la clase obrera protagonizó una de sus mayores huelgas generales. En la industria la paralización fue total. En el transporte, el gobierno debió recurrir a suboficiales del ejército y la Marina para conducir algunos vehículos. Parte importante del comercio adhirió. Los barrios de Mataderos, el bajo Flores, Villa Luro y Lugano fueron prácticamente tomados por los obreros durante cuatro o cinco días. Berisso, Ensenada y Dock Sud, zona de grandes frigoríficos, fueron ocupados por fuerzas militares para quebrar la respuesta obrera.

El día 20, los dirigentes de las 62 que no estaban presos decidieron el fin de la huelga. Según ellos se había “fracasado”, por la represión.
Algunos gremios chicos exhortaron a seguir, todavía el 22 pocas fábricas trabajaban, y en Rosario y Avellaneda, centros del activismo más combativo, recién se levantó el 24.A lo largo de todo el mes estallan bombas en todo el país. Los caños se colocan afuera de domicilios, locales partidarios, objetivos económicos, lugares de producción, pozos de petróleo, tanques de combustible y líneas férreas.
La Resistencia Peronista continuará, otras batallas durante años …