Compartir



Ivanna Rezano, dirigente Organización 25 de Mayo- UTEP

En los ’90 militó en la Corriente Patria Libre y luego fue parte del Movimiento Barrios de Pie. Actualmente, es presidenta del Instituto Municipal de Economía Social y concejala por el Frente de Todos.


La Argentina previa al 2001 te encontró ahí rockeando, militando, en rebeldía ¿Cómo fue todo eso durante los ’90?


Sí, fueron pocos años, pero muy intensos, con muchas emociones y mucha movida. Yo terminé la confirmación en la iglesia, porque quería, nadie me obligó en mi casa. Al año siguiente andaba con una remera que decía “Me cago en dios”. Se ve que mucho no me adoctrinaron.


Después entré a lo que es el rock, específicamente el punk rock. Yo vivía en Lanús, en la zona de Monte Chingolo. Empezaban a surgir todas las banditas de punk barrial, por así decirles. Así que entré a la universidad con mucho punk rock encima, incluida una banda que hicimos con mi hermana y una amiga que conocimos en los recitales, que se llamaba “La Séptima”. Nosotras no nos dábamos cuenta, no lo dimensionábamos, pero era bastante radical y rupturista para esa época una banda de chicas del conurbano sur, humildes, de barrios populares, que se suben a un escenario y pegan unos cuantos gritos, ¿no?


Entonces primero el punk rock, después la militancia ¿Así fue la secuencia?


Tal cual, el punk fue la previa. Porque yendo un poco a toda la movida de los recitales vas conociendo cierto activismo, algunos más organizados otros más anárquicos. Así fui conociendo distintas experiencias. Siempre tuve tendencia a mezclarme con todas esas movidas. En 1996 tenía un fanzine que se llamaba la ‘Línea del Frente’, por las canciones y todo lo que remitía a la Guerra Civil española, que llegaban a través de las bandas punk, sobre todo el punk vasco. Y yo andaba ahí con mi fanzine, repartiéndolo, en ese momento no era consciente que para ser una mina joven y de un barrio del conurbano, era bastante complejo. A su vez, por supuesto, no lo ponía como una traba, sino todo lo contrario.
Podríamos decir que hubo una continuidad entre esa militancia de los sectores trabajadores en sus luchas por mayor distribución de la riqueza y el primer acercamiento desde la movida punk barrial con las Madres de Plaza de Mayo. Se hacían varios recitales, las bandas apoyaban lo que era en ese entonces y siguen siendo, las marchas de la resistencia, que eran siempre los primeros días de diciembre. Todavía dentro de la movida punki, me acerqué a las Madres y me cambió la cabeza. Empecé a ver otras dimensiones de la lucha y otras formas organizativas. Hebe de Bonafini, es un emblema de todo ese período que era contradictorio, porque tenía un mensaje bastante confuso en relación a las organizaciones políticas ‘reales’ de Argentina. Recuerdo movilizaciones en las que cerraba diciendo “Bueno, pibes organícense”. En esa época a las organizaciones políticas la juventud prácticamente no se acercaba, a las Madres sí. Entonces tenían ese sector que las seguía y les aconsejaban organizarse.


Después empecé a estudiar Periodismo en la facultad. Hice un intento fallido en la UBA y luego me metí en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, una universidad bien conurbana. De hecho, es la primera del conurbano bonaerense que surgió antes de la dictadura y posteriormente se empezó a construir el edificio y el campo universitario, a partir del ’76. Pero la resolución que le da origen es previa.


Ahí en Sociales, en la carrera de Periodismo me empecé a vincular con un activismo más nacional-popular que era lo que expresaba en cierta forma la rebeldía de ese entonces en términos políticos, sin ser una cuestión masiva. Éramos una minoría activa. Me sumé a lo que en ese entonces era la “Venceremos” con la cara del Che bien grande y una Evita que asomaba. Nos tomó unos años llevarla al mismo nivel que al Che. Pero era la Vence de Evita y el Che, podríamos decir.


Los años nos llevaron a entender que en ese entonces había como cierta reacción con respecto al peronismo. Y teniendo en cuenta que en ese momento estaba gobernando el Partido Justicialista con Menem a la cabeza, nos dejaba afuera de poder apoyar cualquier tipo de proceso.


Y Duhalde en la provincia de Buenos Aires, responsable político del asesinato de nuestro amigo Darío Santillán y de Maximiliano Kosteki, asesinados el 26 de junio del 2002 en Puente Pueyrredón como parte de esa generación de lucha de los años ’90, que se formó con las Madres, con las puebladas y los piquetes y, también con el rock.


Sí, fue todo un aprendizaje, creo que ese momento fue una gran cantera de militancia. 96-97 fueron los años claves hasta el 2001. Desde ahí se empieza a dar otra situación para nuestra generación, nos marcó la insurrección del 2001 y a pocos meses, el Puente Pueyrredón: el 26 de junio del 2002. Pero creo que ese fue nuestro momento, como dice Fidel, «toda generación tiene su Moncada», nuestro Moncada fue el 19 y 20 de diciembre. Creo que nos marcó a fuego y, a su vez, nos puso un desafío.


Nosotros, todavía a fines de los ’90 decíamos «vamos a ir a un escenario, similar (entre comillas) a los ’70». Por suerte y por las circunstancias de la vida y la política nunca se dio así, pero nos tuvimos que hacer cargo de nuestra parte. Ese momento también fue eso. Pensar que éramos actores políticos más allá de llevar esas banderas y esas reivindicaciones. Hacernos cargo de la etapa.


Recuerdo también que en el año ’96 salió la película “Cazadores de utopías” que fuimos a ver al cine y que implicaba una recuperación de la historia de luchas inmediatamente anterior a la nuestra y, en ese camino, politizarse.


Seguro, sí. Salían ese tipo de opciones que eran también parte de la recuperación de la memoria, porque pensemos que si bien estábamos avanzados en los ’90, la realidad es que estaban vigentes las leyes de impunidad. Así que toda la memoria estaba ahí, latente. Es la etapa en la que surge H.I.J.O.S, que eran nuestros compañeros y compañeras militantes que recién estaban haciendo el proceso de recuperar su identidad y su historia, dándole un canal organizativo. Eso también nos partió mucho la cabeza.


Tuve una compañera que la conocimos con una identidad, era una militante más en la zona sur del conurbano y después del 2000, luego de toda la investigación, nos enteramos que era otra persona, hija de otro padre desaparecido y madre desaparecida. A mí eso me marcó mucho, porque fue alguien con quien empezamos a militar y de repente tenía toda esta carga histórica encima, en su propio cuerpo y en su propia identidad. Toda la recuperación de la memoria por parte de hijos e hijas de desaparecidos fue también un eje en nuestra generación. Todos nosotros y nosotras ya estamos grandes, promediando los cuarenta. Muchos de los ministros que están hoy, como Wado de Pedro, en la primera plana o en la cabeza de este gobierno que supimos construir, tiene que ver con cómo transitamos esa etapa y cómo nos hemos construido como militantes, como dirigentes.


En mi caso, milité muchos años en «Barrios de Pie». Pasé el 26 de junio del 2002 en esa organización. Así que fue bastante complejo volver a reconstruirnos. Siempre del mismo lado de la mecha, en la misma vereda y sosteniendo los vínculos. Hoy me vuelvo a encontrar con compañeros y compañeras con los que venimos de esos mismos cauces y nos toca hacernos cargo que ya no somos los pibes de las organizaciones ni la generación intermedia, sino la generación que tiene que dar respuestas, generar instancias organizativas, generar políticas públicas. En eso estamos.


Hoy es indiscutida la presencia y el protagonismo de mujeres y disidencias ¿Cómo lo viviste vos años atrás en relación al rock?


Yo tuve la previa antes, a los dieciséis años fui a ver por primera vez a los Redondos al club Lanús. Fui, los seguí bastante, hasta que empezaron a tener masividad y no me gustó nada, entonces ahí un poco me alejé. Fue la etapa post Bulacio, no mucho después. Así que esa fue una entrada al mundo del rock, a la contracultura, que en el barrio era muy fuerte. Para nosotros era muy común, en Monte Chingolo se empezaba a escuchar esa música y no había muchas otras opciones, era nuestra identidad o reflejaba lo que nos pasaba. Ahí me acerqué al punk rock. 2 Minutos y particularmente el disco ‘Valentín Alsina’, es el que mejor lo expresa. Bueno, Doble Fuerza tiene su disco que se llama «Pibes de barrio». Ahí yo sentí que estaba en mi mundo, en ese mundo del punk rock barrial, de Lanús, Quilmes, Solano.


También había muchas bandas que expresaban lo que hablábamos recién, respecto a los derechos humanos y a Memoria, Verdad y Justicia. Y se empezaba a dar una politización con respecto a las mujeres. La verdad, nosotras en ese momento teníamos perspectiva feminista pero no la nombrábamos como tal. Nos sentíamos unas más, de igual a igual. Aunque recordando las prácticas, había un sector altamente machista y misógino en las bandas mismas. Letras que hoy directamente serían censuradas, reprimidas. Realmente no lo manifestábamos así, pero buscábamos nuestro espacio. Con mi hermana y una amiga armamos esa bandita y habremos tocado unas siete veces. Era hacer ruido más que música, pero le dábamos para adelante, nos subíamos y no nos inhibíamos a la hora de gritar un par de verdades. O por lo menos nuestras verdades.


Hasta el día de hoy me sorprendo de cómo nos animábamos y cómo le poníamos el cuerpo a toda esa movida. Creo que un poco tiene que ver con la historia de nuestra generación como mujeres, porque si bien traíamos esa herencia de la lucha de nuestras compañeras de los ’70, todavía no teníamos lo que después fuimos construyendo como feminismo popular, que hoy tiene de protagonistas a miles de pibas que le ponen el cuerpo.


Ahora, un poco con eso, un poco construyendo desde la UTEP y el Frente de Todos. Yo milité muchos años en lo que fue Barrios de Pie, hasta el 2012. Me tocó ser concejala de Almirante Brown, del 2007 al 2011.


En el 2019 ya con una agrupación que se llama Juana Azurduy, dentro de la UTEP y la Coordinadora 25 de Mayo, vuelvo a encabezar un espacio en Almirante Brown que tiene una impronta barrial, socio-comunitaria y política, y me tocó integrar la lista del Frente de Todos como candidata, así que soy concejala electa.


Luego el intendente Mariano Cascallares, me convoca para el área de Economía Social y Popular de Brown, que ahora me toca llevar adelante en el ejecutivo, así que volviendo siempre al ruedo. Bah, nunca nos fuimos, como diría Ricky Espinosa. Volvimos con todo y volvimos de verdad, con las contradicciones y el momento complejo que estamos atravesando.


Después de asumir en el área de Economía Social, en marzo nos agarró la pandemia, así que tuvimos que rearmar toda una agenda de laburo, haciéndonos cargo de que somos quienes protagonizamos esta etapa, en el lugar que a cada uno le toca y sin perder la perspectiva de la militancia popular. Podemos ver algunos que han hecho recorridos más individualistas y otros, la gran mayoría de nuestra generación, mantuvimos, buscamos y generamos los ámbitos colectivos, desde donde pudimos, desde donde se fue dando, muchas veces alejándonos de organizaciones masivas, otras veces no.


Toda esa experiencia nos llevó siempre a mantener viva la participación activa. En mi caso, también debo decir que el paso por la universidad pública fue clave,porque Rodolfo Walsh y todo lo que él impregnó en nuestra generación fue fundamental. Luego me formé en la Universidad Nacional de Lanús, como ‘Especialista en Abordaje Integral de Problemáticas Sociales en el Ámbito Comunitario’ que es un posgrado que diseñó y llevó adelante el Ministerio de Desarrollo Social de Alicia Kirchner, allá por el 2007. Yo fui una de las primeras cohortes y de hecho tuve a Alicia como docente. Creo que todo eso es un gran entramado del recorrido de nuestra generación, no es algo individual sino que son procesos colectivos que pudimos construir.


Cómo estás viendo esta especie de paradoja, de que el mundo está para atrás, la Argentina está muy complicada, pero dentro de este proceso, la Economía Popular parece avanzar, ¿no?


Yo creo que hay avances concretos. El hecho de haberse constituido la UTEP como sindicato es la expresión de todo eso. Pero de cómo se constituye como sindicato, todo el proceso que llevan las afiliaciones, el trabajo territorial, el trabajo de las organizaciones populares en el marco de la pandemia a tener la inscripción en el Ministerio de Trabajo, además del Ministerio de Desarrollo Social, que está bueno que siga siendo un espacio de discusión y de generación de políticas públicas que acompañen estos procesos.


Es un sindicato con paridad, tiene que ser 50 y 50 la representación y eso es inédito en nuestro país y en lo que son los sindicatos. Me parece, a su vez, que lo que nos pasa en el territorio, cuando decimos “la salida es el trabajo” o “las herramientas de la Economía Popular necesarias para la pandemia y post pandemia”, es que lo vemos cotidianamente. Ayer acabo de hacer una entrega de microcréditos, que es uno de los programas del Instituto Municipal de Economía Social que me toca llevar adelante en Brown, y la realidad es que esos vecinos y vecinas viven de su emprendimiento, de su unidad productiva, de su propio trabajo. Sin patrón, auto-gestionado, contradictorio, porque está precarizado.

Entonces ahí está la realidad, esa gente no estaría trabajando en otro sector del mercado formal. Muchas veces se planteaba a la Economía Social como una etapa transitoria hacia un Estado de Bienestar y la realidad es que no. Vino para quedarse. Entonces nuestro rol desde el Estado es reforzar, generar herramientas para que esos puestos de trabajo sean cada vez más dignos.


Muchas veces está asociada la idea de Economía Popular, Economía Social a determinados rubros. Sin embargo, hoy estamos ante una realidad donde nosotros mismos somos parte de la Economía Popular siendo comunicadores populares, activistas culturales, incluso en el pensamiento. La precarización que atraviesa la producción también lo hace en los ámbitos del pensamiento. Entonces pensamos conformar cooperativas de cultura, de comunicación, de pensamiento crítico y eso me parece que es muy importante. Muchos ocupamos espacios que están en una fábrica recuperada y que son espacios con una historia de lucha sindical que hoy no se entienden sin la comunicación popular, autogestiva, sin patrón.


Así es, por supuesto. Eso en los barrios es muy fuerte. Creo que es necesaria una nueva etapa de construcción de espacios de comunicación popular en los territorios. El famoso debate por la Ley de Medios reflejó ciertos ejemplos de esto.


Me acuerdo que en el Ministerio desarrollamos un programa que se llamaba “Contalo vos”. Era formar y apoyar expresiones de comunicaciones populares en los territorios, en los barrios. Me parece que viene, de la mano del fortalecimiento del sindicato de la Economía Popular y de sus actores en el territorio, esa necesidad de generar herramientas de comunicación porque si no lo hacemos por uno mismo y en colectivo, nadie lo va a hacer por nosotros.


Es bastante inédito en la historia de la Argentina también. No hay ni Golpe de Estado ni aplastamiento a sangre y fuego y se van consolidando diferentes experiencias de organizaciones. Hoy la UTEP es la que agrupa mayoritariamente a los grupos de la Economía Popular, ¿no?


Tal cual, se van consolidando y se mantienen. No son experiencias fallidas, si bien en cada momento van tomando distintos canales de expresión. Como sujetos políticos, de transformación, creo que si bien hemos pasado por momentos muy duros y represivos, no podemos decir que hayamos vivido períodos largos de represión o de terrorismo de Estado.

Entonces como generación nos tuvimos que hacer cargo de que esta es la democracia que pudimos construir y que falta muchísimo. Habrá experiencias muy interesantes en los países hermanos, hubo una oleada 2003, 2004, 2005, 2006 en América latina de mayor auge de los movimientos populares llegando a los gobiernos. Estamos en otra etapa muy diferente, muy complicada, mucho más atravesada por lo pendular, como señala Álvaro García Linera. A veces creemos que estamos encaminados como pueblo, como patria, como nación y de repente tuvimos un 2015 donde nos ganó Mauricio Macri.


Las oleadas y contra oleadas, espero que de la pandemia salgamos con una oleada popular.

Revista completa:

https://drive.google.com/file/d/1PMHfnArAyCYqeEAxmNlkMSnpVGSb7jGf/view?usp=drivesdk